5 de abril de 2013
Asamblea Abierta XI
http://www.eldiariomontanes.es/v/20130305/torrelavega/destacados/trabajadores-nueva-papelera-editan-20130305.html
POR LA FALTA DE CONCRECIÓN DE COMPROMISOS
Los trabajadores de Nueva Papelera editan un vídeo para
denunciar su situación
05.03.13 - 00:05 - J. I. A. | TORRELAVEGA.
La falta de concreción de los compromisos de las
instituciones ha llevado a los trabajadores de Nueva Papelera de Besaya a
iniciar nuevas protestas, en esta ocasión mediante un vídeo titulado 'La
realidad contada por nosotros', en el que narran en primera persona sus dos
años en busca de un empleo. Este 'vídeo-protesta' explora las nuevas
tecnologías para dar a conocer la situación de más de medio centenar de
trabajadores sin empleo desde que en febrero de 2011, a los pocos días de
reiniciar su actividad tras un anterior problema empresarial, un derrumbe de
900 metros cuadrados de techumbre causó destrozos irreparables en la maquinaria
principal de la factoría.
El portavoz, Francisco Pardo Payno, ha asegurado a Efe que
el vídeo es la «protesta pacífica» de un grupo de empleados que denuncia los
«reiterados incumplimientos» de las instituciones, que prometieron
«recolocaciones de calidad». Según él, los trabajadores se sienten
«decepcionados y engañados».
21 de noviembre de 2012
Asamblea abierta X (La realidad, contada por nosotros).
PAPELERA DE BESAYA:
LA REALIDAD, CONTADA
POR NOSOTROS
Se ha
formado la opinión, entre los ciudadanos de la comarca, que el problema que
afectaba a los ex–trabajadores de la Papelera de Besaya, estaba felizmente resuelto. Y no es así.
Antes de
formar el nuevo G. Regional, en plena campaña electoral, el PP – con Diego a la
cabeza – nos aseguraban, con fingida vehemencia: “… y esto lo arreglamos nosotros…”. Ya en el gobierno, tras rechazar
el proyecto que se les presentó por el comité, demostraron escaso interés en la
reapertura de la fábrica y, con ello, preservar el debilitado tejido industrial
de Torrelavega. Eso sí, – con luces, fotos y taquígrafos – formalizaron un
compromiso de recolocación de todos los trabajadores que, previa liquidación de
NPB – con una comisión de seguimiento incluida –, presumían garantizar “puestos
de trabajo estable y de calidad”.
Catorce
meses después, afirmamos, con frustración e impotencia, que el plan de
recolocación ha sido un fracaso. Los veintitantos que han sido recolocados,
fueron con el pretexto de la consabida crisis, en condiciones económicas y
laborales deplorables.
Tenemos
datos, se pueden dar datos.
Ante esta
situación de ineficacia, los ex–trabajadores de NPB, hemos trasladado a la
Corporación de Torrelavega y a su alcalde, una propuesta concreta: la creación
de una cooperativa, que daría trabajo a veinte personas, para la transformación
y manipulación de papel, en las naves de La Sala y almacén, cuya maquinaria e
infraestructura quedaron intactas tras el derrumbe. Y lo hemos hecho, desde la
necesidad y voluntad de trabajar, pero también desde la certeza de que es
proyecto posible, de futura viabilidad y necesario por los puestos de trabajo
que garantiza. Y quedamos a la espera de que el Ayuntamiento ejerza la presión
política necesaria, para solventar la intervención judicial que pesa sobre las
instalaciones de NPB e impedir que, a merced de este litigio, las naves que
solicitamos queden, definitivamente, inservibles.
Deberá
llegar un momento que erradiquemos, de nuestro acervo cultural, todas esas gracietas populistas que suelen hacer,
impunemente, muchos políticos, al pairo de la euforia electoralista,
exigiéndoles –más allá de la ética– respeto. Y, aunque se sientan invulnerables
(y exonerados), tras un montón de votos, recordarles que, el dolo –engañar a
sabiendas– está tipificado como delito en el derecho penal.
Los
ex–trabajadores de NPB, ahora, ya
exigimos hechos concretos. Es el momento de hacerlo.
¡PAPELERA: SOLUCIONES YA!
30 de agosto de 2012
Asamblea abierta 24h IX
Acaba de cumplirse un año.
Por estas fechas, el año pasado, se liquidaba N. Papelera de
Besaya y los trabajadores quedamos a expensas del compromiso contraído por el
G. Regional de una recolocación “en
puestos de trabajo estable y de calidad”.
Abundar sobre el origen y las causas que llevaron a esta
situación, se presume innecesario. Los múltiples gestos de solidaridad, con
mociones en el Ayuntamiento o el Parlamento de Cantabria y las declaraciones
particulares e institucionales -con sus fotos correspondientes -,
reflejarían sobrado conocimiento del tema, por parte de esta
Corporación.
Permítasenos, no obstante, resaltar algunos aspectos que pasan
desapercibidos o se pretenden solapar.
Tras el derrumbe del techo de la fábrica y su previsible cierre, de
entre nosotros, hubo
compañeros que plantearon la necesidad de luchar por su
reapertura, no sólo como una opción viable y de futuro, si no con la convicción
que, defendiendo nuestros puestos de
trabajo, evitábamos que el tejido industrial de Torrelavega se
deteriorase aún más. Y, a tal efecto, se presentó un proyecto para reanudar la actividad de
Papelera. Proyecto que, tras un somero estudio,
fue rechazado, aduciendo como simple respuesta “causas económicas”.
A día de hoy, de entre nosotros, hay compañeros que siguen
pensando que faltó coraje y voluntad política para llevarlo a cabo y se
preguntan, entre otras cosas, por el oscurantismo que rodea las supuestas
obligaciones que debiera cumplimentar un seguro millonario…
Hace un año ya que, la mayoría de los trabajadores de NPB, optaron
por acogerse al plan del G.R. y, liquidados conforme a la nueva ley, más de cincuenta
aún siguen esperando la ansiada recolocación.
La cruda realidad demuestra que el plan de recolocación ha sido un
completo fracaso. Quince compañeros se integraron en Sonkyo, sin cumplir los
plazos pactados de contratación, con un proceso de selección que dependía-
solamente- del criterio de la empresa contratante y durante este tiempo, estos
compañeros han pasado por el trance de impago de su escaso sueldo, sometidos a
un ERE y recolocados, posteriormente, en una filial del grupo, lo cual
pronostica un futuro incierto. Otros cinco, intercalados a cuentagotas, han
sido
-provisionalmente- contratados por Andros. Los que decidieron
acogerse a la subvención del autoempleo, prometida por el G.R.- cinco en
total-, siguen esperando.
Y los que, por sus propios medios, han tenido la fortuna de
encontrar un trabajo, no llegan a la media docena.
Total, que las cuentas son claras.
Sin embargo, la campaña mediática propulsada por el G.R., ha
inducido en la opinión pública la sensación de que, el plan de recolocación de
los trabajadores de NPB, era un hecho consumado y nos ha trasladado el estigma
de disfrutar una situación de privilegio y agravio comparativo con respecto a
los demás parados de la comarca. La paradoja es que, en esta situación de
crisis general, obtener un puesto de trabajo –cualquiera que sea- no es solo
una urgente necesidad, si no un fin en sí
mismo –con lo que esto conlleva- y se enmascara que las recolocaciones, hayan
sido a costa de una pérdida brutal de su poder adquisitivo y derechos
laborales. Porque, con la excusa de la crisis, se nos ha impuesto una regresiva
reforma laboral que ha generado más paro e indecentes recortes sociales.
Mientras, los de siempre, especuladores de vidas y haciendas,
siguen indemnes.
-------------------------------
A este preámbulo, susceptible de ser- en su fondo y forma-
discutido y discutible; hecho desde la franqueza que nos impone vivir una
situación frustrante, queremos añadir una iniciativa concreta. Y solicitamos
que el apoyo de esta Corporación, no solamente sea testimonial, si no efectivo.
Un grupo de trabajadores de NPB queremos formar una empresa, en
régimen de cooperativa.
La actividad a desarrollar, y en la cual tenemos experiencia,
sería la transformación y manipulación de papel; donde acometeríamos, asimismo,
la fabricación de palés.
Hechos los contactos oportunos y, a falta de ultimar el proyecto
-con un mercado de clientes en perspectiva-, se nos antoja un proyecto viable que
podría dar trabajo a veinte personas.
El capital inicial- previa solicitud de prórroga- viene dado de
las subvenciones que el G.R. nos concedía por el autoempleo y de la colaboración
del Ayuntamiento, en la parte que correspondiera, de la partida presupuestaria
que destinó, específicamente, a los trabajadores de NPB.
Este proyecto solo es posible, obviamente, teniendo la infraestructura
necesaria. Y disponemos de ella: la nave adosada a la Papelera, que estaba destinada
a Converting y almacén, cuyas instalaciones y maquinaria quedaron intactas en
disposición de producir. O pudrirse.
El inconveniente (parece ser), es que pesa una intervención
judicial sobre NPB.
Nuestra solicitud es, al pleno de este Ayto., para que disponga de
su servicio jurídico, que estudie la manera de sortear esta maraña burocrática.
Y que el Ayuntamiento se persone como parte interesada en el
litigio. Todo esto, lógicamente, sin perjuicio de los derechos, de todos y cada
uno, de los elementos de este proceso.
------------------------------------------------------
Desde el respeto, pero con el tono de necesidad que iniciábamos
este escrito, concluimos con un par de reflexiones simplistas.
Si no generamos economía productiva, se retrae el consumo y el
efecto dominó que esto produce…
Si, un farragoso proceso judicial, resulta un escollo insalvable e
impide la lógica posibilidad de subsistir a veinte familias, es que falla el
sistema.
En Torrelavega a 21 de septiembre de 2012
18 de febrero de 2012
Un año despues...
Hoy se cumple un año de la caída del techo de NPB, como
recuerdo rescato un articulo en el que dos de nuestros compañeros relatan lo
que pasaron aquel viernes 18 a las 13:30 en la sección de maquina.
Los que trabajamos
allí sabemos que ese día ocurrió algo especial en la fabrica, no solo que se
cayera el techo, si no el hecho de que nadie sufriera daños cuando se podía
haber convertido en le accidente laboral mas grave de la provincia en los
últimos años. Gracias a la casualidad, o al Cristo de las Roturas, o al Arcángel
de las Bayetas, o lo que sea no fue así y hay que brindar por
ello.
¡FELIZ CUMPLEAÑOS! al Turno C y en especial a Martin,
Chuchi, Ivan, Gerardo, Emilio y a todos los que vivieron el accidente de cerca
porque aquel día volvieron a nacer.
TORRELAVEGA
«El viernes volvimos a nacer»
20.02.11 - 00:00 - M. CERRO / J. I. ARMINIO | TORRELAVEGA.
Iván Aguirre y Gerardo Gómez vivieron de cerca el desplome
del techo de Papelera de Besaya.
Una gran nube de polvo les separó y pasaron unos instantes
de angustia porque se temieron lo peor.
Todavía tienen un nudo en el estómago y les cuesta dormir.
Pasan las horas y cada vez son más conscientes de que el viernes, día 18 de
febrero, a la una y media de la tarde, volvieron a nacer. Iván Aguirre y
Gerardo Gómez, jóvenes de Torrelavega, son los que estuvieron más cerca de lo
que pudo ser una gran tragedia tras desplomarse la cubierta de su fábrica,
Nueva Papelera de Besaya. Faltaba poco para que les dieran el relevo otros
compañeros y estaban trabajando en la máquina principal cuando 900 metros
cuadrados del tejado se vinieron abajo. Hablan de un estruendo «difícil de
explicar», de una «turbina de aire» que levantó una gran nube de polvo, de cómo
se perdieron en ella y, emocionados, de cómo se temieron lo peor durante unos
instantes que fueron interminables. «Me tiré al suelo con las manos sobre la
cabeza. Vi como Gerardo desapareció en la nube de polvo y pensé en lo peor». Lo
mismo le sucedió a su compañero. «Se iba abriendo una claridad en el techo y
una nube de polvo avanzaba hacia mi. Fue como lo de las Torres Gemelas. En un
instante, Iván desapareció».
Cuando dejaron de caer los enormes bloques de hormigón,
empezaron a vocear, se rencontraron y de la angustia pasaron al alivio que les
supuso verse a salvo, aunque cubiertos de polvo. «Avancé sin ver nada y me lo
encontré de frente. No sabíamos que había pasado y buscamos rápido una salida»,
relata Gerardo. Pero la alegría fue aún mayor al comprobar que el resto de
compañeros que podían haber resultado heridos -en la máquina suelen trabajar
seis personas- estaban bien. No faltaba nadie. «Fue un momento de gran
satisfacción», dice Iván recordando ayer lo sucedido en las inmediaciones de la
fábrica, a la que todavía no se puede acceder. Tras comprobar que no había
heridos, el siguiente paso fue tranquilizar a la familia. Gerardo le pidió el
teléfono a un compañero para llamar a los suyos. Iván hizo lo propio, aunque su
padre se personó en la fábrica porque no termina de creerse que estaba bien. Él
también escuchó el estruendo del desplome del techo cuando trabajaba en una
huerta cercana. Respiró tranquilo al verle en persona.
Otro cumpleaños
Lo del viernes no es fácil de olvidar. Lo primero que se
preguntaron ayer cuando se volvieron a ver es qué tal habían dormido. Ambos
coincidieron en su respuesta. La inquietud y el nerviosismo apenas les dejó
conciliar el sueño. «No te acabas de creer lo que te ha pasado, estuve muy
cerca. El 18 de febrero será otro cumpleaños a celebrar», confesó Gerardo.
«Todavía recuerdo cuando fui corriendo a dar la orden de que cortaran el vapor
y me paré pensando que para qué, que esta vez no íbamos a poder levantar la
empresa», dijo Iván, tras añadir que el destino está marcado: «Una vez caí
desde una altura de cinco metros porque el dumper que conducía se quedó sin
frenos y, en otra ocasión, una pala excavadora me lanzó a quince metros al
golpearme con el cazo. Y ahora esto».
Lo que jamás pensaron los trabajadores de Nueva Papelera de
Besaya es que se iba a caer el techo de la empresa. «Los más viejos siempre
bromeaban diciendo que era el mejor sitio en caso de guerra, un búnker en el
que nos encerramos el año pasado durante casi una semana con toda
tranquilidad». Eso sí, reconocen que alguna vez habían visto caer pequeños cascotes
por las juntas de dilatación.
Fuertes vibraciones
Como posibles causas de lo sucedido, hablan de las fuertes
vibraciones que produce la máquina y de la condensación de agua que se produce
como consecuencia de la diferencia de temperatura entre el interior y el
exterior de la nave, especialmente en invierno. «Siempre estaba goteando.
Estuvo un año sin funcionar y dicen que los hormigones también enferman con las
humedades», explicó Gerardo.
Pablo Martínez, David Terán y Diego Gómez entraban a darles
el relevo de las dos de la tarde. «Estaba aparcando el coche cuando los vi
salir corriendo sin saber que estaba pasando», recordó Pablo. Que era fruto de
un incendio es lo que pensó David cuando circulaba por la autovía y vio salir
humo del techo. Diego también se asustó: «Vi salir a mis compañeros con caras
largas, como de pena, y alguno llorando».
Fue un milagro. Se desploma el techo de la fábrica en medio
de un relevo y ningún trabajador resulta herido. Tardarán en olvidar el 18 de
febrero de 2011.
1 de febrero de 2012
Suscribirse a:
Entradas (Atom)