30 de agosto de 2012
Asamblea abierta 24h IX
Acaba de cumplirse un año.
Por estas fechas, el año pasado, se liquidaba N. Papelera de
Besaya y los trabajadores quedamos a expensas del compromiso contraído por el
G. Regional de una recolocación “en
puestos de trabajo estable y de calidad”.
Abundar sobre el origen y las causas que llevaron a esta
situación, se presume innecesario. Los múltiples gestos de solidaridad, con
mociones en el Ayuntamiento o el Parlamento de Cantabria y las declaraciones
particulares e institucionales -con sus fotos correspondientes -,
reflejarían sobrado conocimiento del tema, por parte de esta
Corporación.
Permítasenos, no obstante, resaltar algunos aspectos que pasan
desapercibidos o se pretenden solapar.
Tras el derrumbe del techo de la fábrica y su previsible cierre, de
entre nosotros, hubo
compañeros que plantearon la necesidad de luchar por su
reapertura, no sólo como una opción viable y de futuro, si no con la convicción
que, defendiendo nuestros puestos de
trabajo, evitábamos que el tejido industrial de Torrelavega se
deteriorase aún más. Y, a tal efecto, se presentó un proyecto para reanudar la actividad de
Papelera. Proyecto que, tras un somero estudio,
fue rechazado, aduciendo como simple respuesta “causas económicas”.
A día de hoy, de entre nosotros, hay compañeros que siguen
pensando que faltó coraje y voluntad política para llevarlo a cabo y se
preguntan, entre otras cosas, por el oscurantismo que rodea las supuestas
obligaciones que debiera cumplimentar un seguro millonario…
Hace un año ya que, la mayoría de los trabajadores de NPB, optaron
por acogerse al plan del G.R. y, liquidados conforme a la nueva ley, más de cincuenta
aún siguen esperando la ansiada recolocación.
La cruda realidad demuestra que el plan de recolocación ha sido un
completo fracaso. Quince compañeros se integraron en Sonkyo, sin cumplir los
plazos pactados de contratación, con un proceso de selección que dependía-
solamente- del criterio de la empresa contratante y durante este tiempo, estos
compañeros han pasado por el trance de impago de su escaso sueldo, sometidos a
un ERE y recolocados, posteriormente, en una filial del grupo, lo cual
pronostica un futuro incierto. Otros cinco, intercalados a cuentagotas, han
sido
-provisionalmente- contratados por Andros. Los que decidieron
acogerse a la subvención del autoempleo, prometida por el G.R.- cinco en
total-, siguen esperando.
Y los que, por sus propios medios, han tenido la fortuna de
encontrar un trabajo, no llegan a la media docena.
Total, que las cuentas son claras.
Sin embargo, la campaña mediática propulsada por el G.R., ha
inducido en la opinión pública la sensación de que, el plan de recolocación de
los trabajadores de NPB, era un hecho consumado y nos ha trasladado el estigma
de disfrutar una situación de privilegio y agravio comparativo con respecto a
los demás parados de la comarca. La paradoja es que, en esta situación de
crisis general, obtener un puesto de trabajo –cualquiera que sea- no es solo
una urgente necesidad, si no un fin en sí
mismo –con lo que esto conlleva- y se enmascara que las recolocaciones, hayan
sido a costa de una pérdida brutal de su poder adquisitivo y derechos
laborales. Porque, con la excusa de la crisis, se nos ha impuesto una regresiva
reforma laboral que ha generado más paro e indecentes recortes sociales.
Mientras, los de siempre, especuladores de vidas y haciendas,
siguen indemnes.
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A este preámbulo, susceptible de ser- en su fondo y forma-
discutido y discutible; hecho desde la franqueza que nos impone vivir una
situación frustrante, queremos añadir una iniciativa concreta. Y solicitamos
que el apoyo de esta Corporación, no solamente sea testimonial, si no efectivo.
Un grupo de trabajadores de NPB queremos formar una empresa, en
régimen de cooperativa.
La actividad a desarrollar, y en la cual tenemos experiencia,
sería la transformación y manipulación de papel; donde acometeríamos, asimismo,
la fabricación de palés.
Hechos los contactos oportunos y, a falta de ultimar el proyecto
-con un mercado de clientes en perspectiva-, se nos antoja un proyecto viable que
podría dar trabajo a veinte personas.
El capital inicial- previa solicitud de prórroga- viene dado de
las subvenciones que el G.R. nos concedía por el autoempleo y de la colaboración
del Ayuntamiento, en la parte que correspondiera, de la partida presupuestaria
que destinó, específicamente, a los trabajadores de NPB.
Este proyecto solo es posible, obviamente, teniendo la infraestructura
necesaria. Y disponemos de ella: la nave adosada a la Papelera, que estaba destinada
a Converting y almacén, cuyas instalaciones y maquinaria quedaron intactas en
disposición de producir. O pudrirse.
El inconveniente (parece ser), es que pesa una intervención
judicial sobre NPB.
Nuestra solicitud es, al pleno de este Ayto., para que disponga de
su servicio jurídico, que estudie la manera de sortear esta maraña burocrática.
Y que el Ayuntamiento se persone como parte interesada en el
litigio. Todo esto, lógicamente, sin perjuicio de los derechos, de todos y cada
uno, de los elementos de este proceso.
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Desde el respeto, pero con el tono de necesidad que iniciábamos
este escrito, concluimos con un par de reflexiones simplistas.
Si no generamos economía productiva, se retrae el consumo y el
efecto dominó que esto produce…
Si, un farragoso proceso judicial, resulta un escollo insalvable e
impide la lógica posibilidad de subsistir a veinte familias, es que falla el
sistema.
En Torrelavega a 21 de septiembre de 2012
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